Nuestra creencia

Ministerio y pueblo de Dios

Que toda Escritura es dada por inspiración de Dios. La aceptamos como a autoridad máxima (2ª Pedro 1:21; 2ª Timoteo 3:16).
Que Dios existe eternamente en tres personas. – El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo- (Juan 10:30; Mateo 3:16-17).
En la personalidad y Deidad del Señor Jesucristo. Que fue concebido por El Espíritu Santo, nacido de Virgen María, siendo verdadero Dios y verdadero hombre (Juan 1:13-14).
En la personalidad y Deidad del Espíritu Santo (Juan 15:26).
En la realidad y personalidad de Satanás, “Aquella serpiente, llamada el diablo y Satanás, que engaña a todo el mundo”. (Apocalipsis 12:9; Juan 14:30; Lucas 13:16). Y en su confinamiento eterno en el infierno (Apocalipsis 20:10).
Que el hombre fue creado a la imagen de Dios, según su semejanza, como es aclarado en la Palabra de Dios, pero que la raza entera cayó a consecuencia de la trasgresión del primer Adán (Romanos 5:12) y así se encuentra condenada (Romanos 6:23).
Que Jesucristo se hizo el sustituto del pecado ante Dios, y murió en sacrificio propiciatorio por los pecados de todo el mundo (2ª Corintios 5:21; Hebreos 9:28).
En la resurrección del cuerpo crucificado de Jesucristo (Hechos 10:41).

Que la plenitud de las bendiciones que Cristo proveyó por su muerte y resurrección se recibe solamente por la fe (Efesios 2:6-9).
Que la Iglesia se compone de todos aquellos que creen verdaderamente en el Señor Jesucristo como Salvador (Efesios 2:19-22).
Que todos los creyentes en nuestro Señor Jesucristo son llamados a una vida de separación mundana y pecaminosa (Romanos 12:1-2), y ser llenos del Espíritu Santo (Hechos 1:8; Efesios 5:18b)
En la evangelización del mundo. Que la misión suprema del pueblo de Dios en esta edad es predicar el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15; Mateo 28:18-19).
En el regreso personal de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Que la segunda venida de Jesucristo es la “Esperanza Bendita” que tenemos por delante, la cual debemos estar esperando constantemente (Hechos 1:11; 1ª Tesalonicenses 4:16).
Que a la hora de la muerte, las almas de aquellos que confían en el Señor Jesucristo para Salvación, pasan inmediatamente a su Presencia (Filipenses 1:23; Juan 14:2).
Que las almas de los perdidos quedan después, de la muerte en su sufrimiento, hasta el Juicio Final del Gran Trono Blanco (Lucas 16:22-24; Mateo 25:41). Después de este Juicio su sufrimiento será eterno en el Infierno (Apocalipsis 20:12-15.